La historia de un bosque determina su vulnerabilidad al cambio global

En la región mediterránea ha tenido lugar una pérdida masiva de hábitat forestal a lo largo de los siglos. Conforme el hombre ocupaba el territorio, los bosques se transformaban en campos de cultivo y pastizales. Sin embargo, en extensas áreas del interior de España se está produciendo ahora un proceso de expansión de los bosques como resultado del éxodo rural y del cambio de modelo económico.

 

Hasta la fecha, la mayoría de los estudios se han centrado en el impacto de la pérdida de hábitats naturales pero escasean los trabajos en los que se aborde el fenómeno inverso. Científicos de Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC), en colaboración con investigadores del Instituto Andaluz de Ciencias de la Tierra y de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, han estudiado la expansión del bosque bajo escenarios de cambio climático en los sabinares del Parque Natural del Alto Tajo. Sus resultados han sido publicados en la revista Ecosystems.

 

Simular el cambio en el uso del suelo

 

Para analizar el efecto del cambio del uso de suelo en el establecimiento de las sabinas, en interacción con el cambio climático, se trasplantaron juveniles de esta especie en tres tipos de bosques en expansión: antiguos campos de cultivo, antiguos pastizales ganaderos y bosques bien conservados. Estos juveniles fueron sometidos a dos tratamientos de riego: uno simulaba condiciones normales de precipitación y otro representó una estación más seca de lo habitual, similar a lo que predicen los escenarios climáticos futuros.

 

La historia del territorio es el factor más importante para el éxito de la expansión de estos bosques. Los antiguos campos agrícolas resultaron ser mucho más favorables para el establecimiento de los pies jóvenes de sabina albar, a pesar de ser más pobres en nutrientes, lo cual se atribuye a una mayor capacidad de retención de agua en estos suelos.

 

Por el contrario, los antiguos pastos ganaderos resultaron ser los peores sitios para el establecimiento de los juveniles, a pesar de tener un contenido en nutrientes similar al de los bosques originales. Aunque el efecto negativo de la escasez de agua se observó en todos los hábitats, estuvo muy amortiguado en los bosques mejor conservados.

 

Según Teresa Gimeno, investigadora del grupo de Fernando Valladares del MNCN, líder del proyecto, "se puede esperar una expansión rápida y exitosa de los bosques en los campos de cultivo abandonados, mientras que esta será mucho más lenta en los pastizales utilizados por el ganado. La colonización de estos pastos por la sabina albar va a depender de que haya períodos húmedos, lo que cada vez resulta más incierto debido al cambio climático".

 

La sabina albar (Juniperus thurifera) es un árbol relicto de la era Terciaria que pertenece a la familia de las cupresáceas, que incluye los cipreses y los enebros. Los sabinares están ligados a la historia y la cultura de los páramos del interior de la Península y son un hábitat de interés prioritario para la conservación que alberga numerosas especies endémicas.

 

Fuentes: Sinc - ECOticias.com- innovaticias.com

 

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