'La Península Ibérica posee la mayor biodiversidad de rapaces de Europa, pero no debemos bajar la guardia'

El experto trabaja fundamentalmente en una línea de investigación sobre urogallos cantábricos y en mayo descubrió una población de esta gallinácea adaptada a bosques mediterráneos de rebollo en la provincia de León, un hecho excepcional en la ecología de esta subespecie en peligro de extinción. Además de esta línea principal, realiza estudios ornitológicos en los que se aborda en conocimiento de otras aves. Manuel Antonio González analizó en el ciclo de la Asociación de Veterinarios para la Atención de la Fauna Exótica y Salvaje(Avafes) de León la identificación de las rapaces ibéricas. "Son aves de gran tamaño, carnívoras, que se caracterizan por picos ganchudos y patas fuertes fundamentalmente, agrupadas en tres órdenes diferentes, con unas siluetas de vuelo y ecologías diferenciadas y características en cada especie", resumió a DiCYT. Existen dos grupos diferenciados de rapaces, de una manera muy general, las diurnas (águilas, buitres o halcones, por ejemplo) y las nocturnas (como los búhos).

 

González indicó que las principales especies de rapaces ibéricas en mayor peligro son "el águila perdicera en Castilla y León y la águila imperial ibérica a nivel general". El águila perdicera (Aquila fasciata) ha desaparecido prácticamente de la Meseta Norte, con solo "cinco parejas en puntos recónditos de Arribes del Duero y las hoces del Ebro, en Burgos", explica el especialista. Según el Libro Rojo de las Aves de España está en peligro de extinción en todo el país y es en Castilla y León donde es más vulnerable su presencia, por su amplia dispersión. "En el pasado, existían en la comunidad autónoma hasta 50 parejas, pero debido a la escasez del conejo por problemas como la mixomatosis o el uso de venenos ha reducido drásticamente su población". Un programa de conservación de la Junta, Fundación del Patrimonio Natural de Castilla y León y la Fundación Tierra Natura trata de recuperar las poblaciones asentadas en esta comunidad autónoma.

 

En el caso del águila imperial ibérica (Aquila adalberti) "existen actualmente unas 300 parejas reproductoras", indica el biólogo, lo que ha recuperado la población desde los niveles de los años 70. González pide "no levantar la guardia" a pesar de los planes de recuperación. Para recuperar las poblaciones de rapaces, Manuel Antonio González defiende programas de reintroducción "como el que ha permitido recuperar la presencia del quebrantahuesos en Picos de Europa este año".

 

Cambio global y las rapaces

 

Debido al incremento de temperatura en los últimos cincuenta años derivado del cambio global, la Península Ibérica está acogiendo nuevas especies de aves rapaces llegadas desde África. Manuel Antonio González destaca la presencia de tres: el elanio azul, el cernícalo patirrojo y el buitre orejudo. El elanio azul (Elanus caeruleus) ha ido ganando terreno desde África en la Península Ibérica y actualmente "tiene su punto más al norte de colonización en el sur de la provincia de León". Este ave rapaz, reconocible por su cabeza blanca con una especie de antifaz negro en los ojos, no criaba en España no hace más de 50 años. González advierte que "está aumentando su distribución", pero a pesar de esta circunstancia no se le considera como invasora: "Se ha acomodado de manera natural al nuevo entorno".

 

En el caso del cernícalo patirrojo (Falco vespertinus), el ornitólogo advierte que se ha avistado "más a menudo" en los últimos años en España y cree que es posible "la reproducción" en estas tierras próximamente. También por causa del cambio climático, el buitre orejudo (Torgos tracheliotus) "se ha empezado a ver por el sur de la Península Ibérica".

 

La Universidad de León mantiene en la actualidad diferentes líneas de investigación en torno a dos rapaces propias de la Cordillera Cantábrica, el buitre leonado y el alimoche. Además, diferentes investigadores participan también en estudios de avifauna en los que se aborda el análisis de diferentes especies, entre ellas las rapaces, situadas en lo más alto de la cadena trófica. Uno de ellos, dirigido por Francisco Purroy y Pedro Olea, analiza cómo afecta el paso de las tierras de labranza del secano al regadío para diferentes especies de aves.

 

Fuente: Dicyt

 

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